Las tarifas suben y los operativos de regularización avanzan en Río Negro, para que haya cada vez menos enganchados. Aun ese escenario, los costos y el impacto negativo de otras fuentes de energía mantienen a muchas familias con su vida cotidiana atada a la electricidad.

Los accidentes, incendios y potenciales peligros eléctricos están a la orden del día en decenas de barrios rionegrinos, ahí donde los servicios regulares aún no llegaron. En paralelo, las tarifas tuvieron importantes aumentos durante los últimos meses, a partir de las subas autorizadas por el gobierno nacional. Sin embargo, ninguno de esos dos escenarios aparece hasta el momento como factor de cambio para las familias de esos sectores, que mantienen a la electricidad como su fuente principal -y en muchos casos exclusiva- de energía domiciliaria.

Dentro del ambiente vinculado a ese servicio, esa categoría de consumidores tiene un nombre que los identifica: son los “electrointensivos”, porque sus consumos están muy por encima del promedio general de usuarios.

¿Y por qué no modifican ese cuadro que los ubica cocinando, calefaccionando y refrigerando sus viviendas con artefactos eléctricos? Porque a pesar de los planes de regularización que los llevaron a pagar por sus consumos y de que esas facturas empezaron a llegar con montos más altos, el costo de la electricidad sigue siendo más barato que otros sistemas alternativos.

Con respecto a ese primer cambio, en el que esas familias dejaron de estar “enganchadas” a una red eléctrica, desde la distribuidora Edersa destacan que dos objetivos fundamentales en los que trabajan son el acceso a suministros normalizados y la sostenibilidad en esa regularidad.

De acuerdo con información de la empresa, durante los últimos años y sólo en la zona de Cipolletti, Fernández Oro y Balsa Las Perlas, se trabajó con la Secretaría de Energía provincial y con los municipios para normalizar más de 30 barrios populares, donde viven más de 5.500 familias y donde los servicios regulares escasean, con una informalidad creciente.

Allí, donde las familias no cuentan con gas por red, agua potable y tampoco cloacas, y el eléctrico se transforma en el servicio por excelencia.

Y ante ese escenario, el paso inicial fue para ejecutar obras de normalización eléctrica. “El primer objetivo, que es el acceso a la energía regular, se logra consiguiendo la financiación de la obra, realizando el proyecto y concretándolo. Pero lo más complejo viene después, a la hora de la sostenibilidad de esas familias en el sistema regular”, explicó Raúl Barhen, gerente general de la distribuidora eléctrica.

Cuando un barrio se normaliza y cuenta con instalaciones eléctricas regulares -cables de tecnología de punta, transformadores adaptados, protecciones, elementos de maniobra-, todo cambia para esos vecinos, porque la calidad de la luz mejora, la tensión no sufre vaivenes, deja de haber quema de electrodomésticos, la previsibilidad frente a contingencias es superior y la inseguridad se acaba.

Lo que también se modifica es que deben comenzar a pagar una factura de luz, cuando posiblemente nunca lo habían hecho, con el plus de saber que consumen más que el promedio de los rionegrinos.

La situación se complejizó en los últimos meses con la puesta en vigencia de la denominada “Segmentación Tarifaria”, medida con la que Nación quitó el subsidio en el costo de abastecimiento de las facturas para aquellos que “no lo necesitan” por su nivel de ingreso. Básicamente, aquellos que dejaron de percibir el beneficio pagan o pagarán el doble o más por el mismo consumo.

Ahora bien, ¿cuáles son los números y las prioridades que aparecen delante de esas familias que residen en barrios populares, para que se inclinen por continuar calefaccionándose con caloventores eléctricos -que consumen muchísimo- o cocinando con hornos que se enchufan, en vez de cocinar con garrafas o usar leña para darle calor al hogar?

Barhen responde la pregunta a partir de tres variables: la económica; la de seguridad; y la social. “Con conexiones regulares, es mucho más seguro utilizar artefactos eléctricos para calefaccionarse que la leña. Además, es menos contaminante y más recomendable en términos de salubridad”, indicó.

Y el dato más llamativo es el económico. Una familia “electrointensiva” puede llegar a consumir entre 400 kwh y 700 kwh por mes, pagando una factura, con subsidio, de entre $8.000 y $14.000 por mes. En contrapartida, los vecinos de esas barriadas indican que las garrafas se consiguen en el orden de los $4000 y $5000 pesos, y necesitan como mínimo dos por mes, mientras que la leña es aún más cara: un bins cuesta entre 13.000 y 14.000 pesos, y les dura no más de 15 días.

Es decir, cualquier familia instalada en esos sectores, que utilice dos garrafas y un bins de leña mensual, tiene un costo mensual sólo en ese concepto, para cocina y calefacción, de 24.000 pesos.

“La cuenta que hacen las familias electrointensivas es que usar la electricidad es mejor, en todo sentido, frente a otras variantes energéticas. Entonces la gran meta es conseguir llevar luz segura y de mejor calidad, y que esos vecinos consigan mantenerse en la regularidad”, remarcó Barhen.

Barrios populares 24.000 familias rionegrinas viven en los denominados «polígonos Renabap». Cipolletti es la ciudad de la provincia con mayor cantidad de barrios populares, con 46. Por fuera de estos registros se encuentran los asentamientos no regularizados.

La obligación de reforzar el perfil social
El crecimiento de asentamientos y barrios populares se multiplicó sobre todo en una ciudad como Cipolletti, que tiene más del 50% de la cantidad total de familias de la provincia en ese escenario habitacional. Eso sí, el fenómeno se expandió y, para el caso, Edersa regularizó en el último tiempo barriadas en Catriel, Cinco Saltos, Allen, Choele Choel, Cervantes, Luis Beltrán, Viedma, San Antonio Oeste, Las Grutas, El Bolsón y demás localidades.

“Entendimos que la empresa tenía la necesidad, y casi la obligación, de acercarse a los barrios, gestionar obras, llevar un servicio que es esencial y, por sobre todas las cosas, combatir la irregularidad, una situación que provoca todo tipo de riesgos. Hemos trabajado en gran forma junto a la secretaría de Energía y los gobiernos municipales, y vamos a seguir haciéndolo con fuerza”, agregó Barhen.

Para fortalecer la sostenibilidad del servicio, la empresa eléctrica se mantiene en contacto permanente con referentes barriales, realiza charlas y capacitaciones sobre temas fundamentales como el uso seguro y eficiente de la energía, ofreciendo tips e información para que los vecinos aprendan a utilizar el recurso, y paguen sólo por la energía que necesitan ciertamente.

“Edersa en los barrios’ es un programa que nos permite estar junto a los vecinos que tienen las necesidades más importantes. Buscamos que todos los rionegrinos cuenten con un servicio seguro y de calidad, un servicio que puedan pagar y que les solucione la vida diaria. Por eso es que hemos recorrido diferentes sectores capacitando, informando e incluso ayudando a realizar la Segmentación Tarifaria a aquellos que por no contar con los elementos virtuales o el conocimiento, no habían conseguido hacerlo”, culminó Barhen.

Fuente Diario Río Negro