Con sus programas de Responsabilidad Social Empresaria, la distribuidora colaboró en Fernández Oro, Catriel y Villa Regina.

“Es maravilloso regresar a mi provincia de esta forma, colaborando con personas que hacen un trabajo digno de premiar con el cielo mismo”. Tete Coustarot se abrazó con todas las mujeres que vio a su camino, y no dejó de repetir: “Son realmente unas genias, un ejemplo, un ejemplo, las mujeres deberíamos gobernar el mundo…”.

        

La distribuidora EdERSA, representada por la reconocida conductora roquense, concretó durante los primeros días del mes de julio una serie de actividades de Responsabilidad Social Empresaria en las localidades de Fernández Oro, Catriel y Villa Regina.

       

Justamente en esta última ciudad se visitó con el programa “EdERSA y la Comunidad” la asociación “Amuchen”, que trabaja con niños, adolescentes y adultos discapacitados en su educación y desarrollo. La ONG reginense cuenta con un flamante edificio, funcional y perfectamente acondicionado para las actividades que allí se realizan. “Como madrina de la empresa me siento orgullosa del trabajo que realizamos a lo largo y ancho de toda la geografía rionegrina. Amuchen es un verdadero ejemplo de constancia, perseverancia y amor”, elogió Tete durante la recorrida que realizó por los diferente talleres de esa institución.

       

Los días previos habían sido también intensos, repletos de emociones. Primero fue el turno de la escuela primaria 287 de Fernández Oro, hasta donde llegaron Tete Coustarot y los integrantes del programa “EdERSA va a la escuela” para ofrecer una charla que vincula la generación, transporte y distribución de la energía eléctrica con la que genera y debe gastar nuestro cuerpo. “Es fundamental que los niños sean el vínculo comunicacional para llevar a las familias temas tan importantes para la vida cotidiano como son la salud, la buena nutrición, y el uso racional y seguro de la energía eléctrica”, remarcó la conductora.

       

Y ya en Catriel, las actividades se trasladaron a zona de paisaje ecuestre, donde funciona desde hace años la entidad civil Kawell Anay. Allí sus integrantes concretan una labor fundamental para la comunidad petrolera dándole contención y herramientas de desarrollo a niños, jóvenes y adultos discapacitados a partir de una actividad fundamental para ello: la equinoterapia.

       

“Nuestra colaboración para esta asociación es ni más ni menos que el reconocimiento para un trabajo que nace, crece y se reproduce desde el amor por el otro”, se emocionó Tete.